Tejedor: «no queremos la vía eslovena, queremos la vía del tren»

El mánager de Pérez y Cía en la Bahía de Algeciras y presidente de Comport admite que están cansados de tantas promesas y tan pocas realidades

José Manuel Tejedor, voz autorizada del mundo de la logística en la Bahía de Algeciras, – en su doble condición como mánager de Pérez y Cía y presidente de Comport – ha querido dejar constancia en EL ESTRECHO DIGITAL de su malestar sobre la falta de infraestructuras para el Campo de Gibraltar, en general, y el puerto algecireño, en particular.

«Pues sí, y es que aquí, en el Campo de Gibraltar, cuando en mi medio habitual  alguien dice “apretad, apretad” normalmente es para arengar a un equipo a trabajar más y mejorar en cada escala la proporción coste / eficacia a los armadores, o para decirle a una colla que meta riñones con las llaves para cerrar un motor principal y que el barco pueda salir cuanto antes, o  a través de un walkie a tíos tirando de una gaza para sacarla del agua ( que los cabos mojados pesan más que esa última copa de anoche) para dejar el barco en suerte para la terminal  o simplemente, eso que he oído 100 veces en la bodega de un barco decir a un capataz a su turno  “venga señores, vamos a echarle huevos” para eslingar un estrobo de acero deformado de 15 cms de grosor y sacar una pieza que nos tapa el sol a todos.

Vamos, en el lenguaje del imperio, “apretad los dientes y manos a la obra que el tiempo vuela”.

Desgraciadamente, en el Campo de Gibraltar, el tiempo se ha parado…está detenido desde hace 100 años en lo que al ferrocarril se refiere. Y peor aún,  desde hace 60 días retrocediendo…

Y no sólo me quedo con cara de papa y  promesas vacías en un  pie de foto como ya me esperaba, sino que, además, los mensajes que  llegan del Gobierno a través de su comisionado para coordinar el Corredor Mediterráneo  en foro público son cristalinos, no parece que sea urgente terminar las obras del tramo central Algeciras-Bobadilla… habrá otras prioridades.

El martes les dije a los socios en nuestra reunión anual  que tenemos que hacernos oir y como nobleza obliga, aquí estoy yo haciendo lo propio.  Miren, eso de que “el que no llora no mama” no es verdad. Yo no lloro, pero de lo otro me hincho. No por nada, sino porque en el deporte de captar, mantener y tranquilizar a clientes del mundo entero para que vengan aquí, pues qué les voy a decir, funciona. El apéndice es lo de menos. Y así todos mis colegas (los hay buenísimos, de “Hall of Fame”).

Y nos aburre, desespera, desilusiona y retuerce los cuernos tanto bla bla bla. Al final estoy seguro de que lo conseguiremos, pero no sé “en qué final” aunque sí sé “a qué precio”: incalculable. El cuánto se podría haber ganado, cuánto se podría haber desarrollado, cuánto se podría haber crecido y cuántos puestos de trabajo creados durante todo el tiempo perdido nunca lo sabremos. También estoy seguro de que no será por la gracia de  Dios ni de los gobernantes, sino por apretar y apretar . Tal vez sea el momento de cambiar el sentido de estas palabras en el Campo de Gibraltar.

Pero insisto, no para una vía eslovena, sino para una vía de tren.

Y con respecto a lo de llorar, qué le vamos a hacer, esto es Cádiz».

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