Ecologistas piden una intervención urgente ante el avance de la Uña de León en el litoral linense

Sitúan como fechas para actuar, preferentemente, entre otoño e invierno como mejor época

Ecologistas han alertaado del avance que se está produciendo en el litoral linense de la Uña de gato (carprobotus edulis) en una invasión visible con las nefastas consecuencias que está conllevando en la playa de Santa Bárbara. Esta especie llegó a España a finales del siglo XIX desde el país africano -se localizó por primera vez en la costa gallega en 1892- y desde entonces, comenzó su colonización.

Los Ecologistas recuerdan que el impacto de esta planta invasora son a nivel ecosistemas, ya que altera la estructura y abundancia relativa de las especies nativas. Disminuye la disponibilidad de nutrientes y altera el pH del suelo, dificultando la regeneración de especies autóctonas. Forma alfombras muy tupidas que impiden el desarrollo de otra vegetación.

Una alternativa a estos métodos sería la búsqueda de enemigos naturales especialistas que controlen de forma natural los lugares invadidos. Los investigadores plantean que los caracoles podrían reducir la producción de semillas de C. edulis, actuando como agente de control biológico natural.

La erradicación de Carpobrotus edulis sería, según los ecologistas,  tan simple como arrancar las plantas a mano para evitar su extensión, pero la escasez de iniciativa, interés y presupuesto por parte de las administraciones hace que las tareas de eliminación queden incompletas o se extiendan en el tiempo dando lugar a que la especie siga su invasión.

La eliminación de la planta debería regirse por las pautas que marca la Junta de Andalucía para la eliminación de espacies invasoras, por lo que según ecologistas, sería interesante contar con voluntarios y ciudadanía en general mediante campañas de divulgación y extracción de las mismas, de la misma manera que se limpia de residuos el litoral, pero aplicando el protocolo pertinente para la retirada.

Los Ecologistas sitúan como fechas para actuar, preferentemente, entre otoño e invierno como mejor época, lo que reduce las afecciones sobre el resto de las especies autóctonas en periodos reproductivos y favorece la revegetación natural.

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