Fin a una temporada de playas protagonizada por mascarillas, restricciones y aglomeraciones puntuales por la pandemia

El virus le “roba” el protagonismo a las medusas y las algas durante en un verano 2020, como todo el año, para olvidar

El verano de 2020, como todo el año, será (tristemente) recordado por la pandemia del coronavirus, que ha dejado estampas inusuales en el litoral debido a las medidas de seguridad adoptadas por las distintas administraciones para tratar de frenar los contagios en nuestras costas.

En esta ocasión, al menos en los arenales de la comarca del Campo de Gibraltar, los protagonistas no han sido las medusas, ni siquiera las algas, aunque su proliferación trae en jaque a buena parte de la ciudadanía y sectores como la pesca, que no deja de acumular pérdidas por su presencia masiva en aguas del Estrecho de Gibraltar.

Las playas de la zona han estado llenas, aunque no tanto como en años anteriores. Para llegar a ellas, además del bronceador o el flotador, los usuarios se han tenido que proveer de mascarillas, guantes y hasta un metro para controlar al vecino por si se cumplían los dos de distancia de seguridad obligatoria. Todo esto tras comprobar, vía app, que al lugar al que se dirigían contaba con hueco suficiente para estirar la toalla, si es que antes la Policía Local de turno no había cortado el acceso por completar el aforo permitido.

La conclusión más negativa es que el turismo en nuestro país ha sufrido los estragos del estado de alarma, primero, y de las distintas restricciones marcadas por otras naciones, después, lo que ha terminado por romper los esquemas de empresarios de la hostelería, que coinciden en señalar que se trata “de un verano perdido”, sin descartar que siga esta mala dinámica en los meses posteriores: lo que se dice una ruina.

En cuanto a alojamientos, se ha percibido un descenso importante en el número de reservas en lugares donde, otros años, en el mes de mayo ya ni siquiera tenían hueco para julio y agosto. Ahora el panorama es bien distinto, con establecimientos que, incluso, han optado por no abrir en septiembre.

Esta misma estela ha hecho daño en agencias de viaje, restaurantes y comercios que hacen del verano su agosto particular, pero que este año han tenido que dejar de contar con los ingresos previstos por culpa del fatídico virus que tanto daño está causando en la población mundial.

 

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