Las navieras hacen el agosto… más pobre que recuerdan

El cierre de las fronteras con Marruecos, la compleja vuelta a la nueva normalidad y las vacaciones en empresas productoras y de transporte derivan en una situación inesperada y que destroza sus previsiones económicas

Se acaba un mes que, como los cinco anteriores, ha sido para olvidar por parte de las compañías de transporte marítimo que operan en el Estrecho de Gibraltar. La pandemia, que derivó en el cierre de las fronteras con Marruecos, la compleja vuelta a la nueva normalidad y las vacaciones en empresas productoras y de transporte han terminado por generar en un panorama que nada tiene que ver con el vivido otros años por estas fechas.

Se dice que las navieras hacen su agosto particular con la Operación Paso del Estrecho, que hasta última hora se ha mantenido la esperanza de que se pudiera llevar a cabo, sin embargo, la creciente curva de contagios por COVID-19 en ambas orillas ha llevado a las autoridades marroquíes a mantener cerrada a cal y canto su puerta de entrada al país, desde que se iniciase la crisis sanitarias a mediados del mes de marzo. De este modo, sólo con repatriaciones pactadas entre ambas naciones se mantiene un intercambio de personas, aunque mínimo.

Los últimos enlaces entre los puertos de Algeciras y Tarifa con Tánger Med y Tánger Ville, respectivamente, se produjeron el 14 de marzo, lo que ha conllevado la parada de barcos, la inactividad de tripulaciones enteras y trabajadores de tierra, cierre de puntos de venta de billetes y un reguero de malas noticias que para nada invitan al optimismo, más bien todo lo contrario.

Las navieras, por tanto, ya han asumido que el 2020 será un año negro, para olvidar, principalmente por la cancelación del movimiento de pasajeros que más beneficios le aporta en plena temporada alta, y ya miran hacia el periodo navideño como una pequeña luz de esperanza para remontar algo el vuelo en el capítulo de ingresos, pero, a su vez, con mucho recelo por las noticias poco halagüeñas que llegan a diario en forma de contagios y que dibujan un panorama cargado de interrogantes.

A ello se une que agosto es el mes de vacaciones en la mayoría de centros de producción, dentro y fuera del país, lo que, además, provoca que empresas de transporte bajen de manera importante sus movimientos durante este periodo, traduciéndose en un notable descenso en el tráfico de mercancías, que no ha cesado a pesar de la pandemia declarada desde mediados de marzo y que tanta repercusión negativa está teniendo en las empresas que centran su actividad en el Estrecho.

Salir de la versión móvil