Los problemas del puerto de Algeciras, muy presentes en la cita de Fenatport con Puertos del Estado

Diego Piñel, presidente de la Asociación de Transporte de Contenedores de la Bahía (ATCBA), se encarga de recordar todas las necesidades de la dársena del Estrecho

La Federación Nacional de Transportistas Portuarios (Fenatport) mantiene este miércoles una esperada reunión con Puertos del Estado, que estará representado por su presidente, Salvador de la Encina, y Leandro Melgar, jefe de Explotación de esta misma administración.

Algunos de los integrantes de este colectivo de transportistas mantuvieron antes, durante la tarde de este martes, una toma de contacto previa para preparar la tan demandada cita, en la que se pudo hacer un recopilatorio de todas las demandas que se pretenden elevar a los responsables del organismo público.

Diego Piñel, presidente de la Asociación de Transporte de Contenedores de la Bahía de Algeciras (ATCBA), ha sido el encargado de recordar todas las necesidades de la dársena del Estrecho, entre las que se encuentran: «el colapso de las terminales, las colas de camiones que venimos sufriendo y lo del PIF», enumera, además, y como novedad, «queremos pedir un departamento de transporte para la Policía Portuaria, asignarla, del mismo modo que ya están en los puertos de Valencia y Barcelona, así que también nosotros pedimos una para la vigilancia del sector, sobre todo para aquel transporte sumergido, para que estemos todos legalizados con los seguros, nuestra tarjeta de transporte, etc», explica.

En cuanto al PIF, Piñel profundiza: «también vamos a apretar para que Puertos del Estado se implique en este asunto, que hasta ahora es un desastre», entendiendo que: «todos los sectores portuarios deberíamos estar unidos con este colectivo para hacer un comunicado conjunto de la nefasta gestión del PIF de Algeciras», reitera.

No se dejará pasar la oportunidad de poner sobre la mesa el manido asunto de los contenedores vacíos y, «por supuesto, las infraestructuras para nuestro puerto, ya que estamos dejados de la mano de Dios», concluye Piñel. 

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