Pescadores tarifeños ven en la comercialización de las algas invasoras una vía de escape a su «desesperante» situación

Piden la implicación de las administraciones y recuerdan que "la experiencia dice que la sobreexplotación de un recurso lo elimina"

Antonio Vegara

La irrupción de la rugolopteryokamurae en las aguas del Estrecho de Gibraltar está haciendo un terrible daño al ecosistema marino de la zona, dejando alfombrados sus fondos y provocando la paulatina desaparición de especies autóctonas, lo que, sin duda, pone en peligro la pesca de las mismas por parte de trabajadores que llevan una vida dedicada a esta actividad y ahora ven cómo se agotan sus recursos. 

Ante la falta de respuesta por parte de las autoridades, desde el colectivo de pescadores de Tarifa no cesan en su empeño de buscar posibles alternativas para paliar la grave situación que padecen desde hace año. Así, en los últimos días las redes sociales han servido para trasladar una propuesta que, cuanto menos, parece curiosa y que podría convertirse en una vía de escape al caos que se vive en la actualidad.  

Apoyado en un vídeo en el que se recogen imágenes de la retirada de las redes abarrotadas de algas en la ensenada de Valdevaqueros, en Tarifa, Antonio Vergara recuerda que “la invasión del alga invasora asiática Rugulopteryx okamurae no deja espacio para otras especies, menos para las especies comerciales que habitualmente pescaban los pescadores artesanales de Tarifa para ganarse la vida.

Si sólo pescan algas invasoras desde hace mucho tiempo y éstas no se venden, ¿a qué deben dedicarse?”, se pregunta.  

 No existe la necesaria transición para un sector primario productivo que agoniza. Y no existe amortiguación para su actividad, ni en el mercado con la acuicultura ni en la oferta laboral para reubicar”, expone. “Insisto, para erradicar al alga invasora hay que trabajar en origen, una vez cortado el semillero que suponen las aguas de lastre de los buques que operan en Tánger-Med, Puerto Bahía de Algeciras y Puerto de Gibraltar, una alternativa es crear una instalación transformadora y de procesamiento del alga que promueva la existencia de mariscadores (autónomos y/o empresas) que recolecten para vender en lonja a 10 céntimos el kilogramo fresco de alga limpia. Una unidad de trabajo puede recolectar entre 1000 y 5000 kg/día, dependiendo del lugar y método elegido. Si las cuentas salen bien, una persona puede lograr 100 euros al día mariscando alga invasora”, plantea. 

Vergara recuerda que “la experiencia dice que la sobreexplotación de un recurso lo elimina. Eliminemos el alga invasora generando economía social. Si cada ayuntamiento pone del tirón lo que se están gastando en limpiar playas ya estaría lo necesario para arrancar esta innovadora actividad. De lo contrario el alga seguirá su curso y los ayuntamientos enterrando dinero”, concluye. 

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