El Estrecho se cobra la vida de 25 inmigrantes en lo que va de noviembre

Uno de los peores de los últimos tiempos según algunas oenegés, que cifran en 6.714 los fallecidos desde hace 30 años cuando comenzó el drama

Continúa el drama de la inmigración en aguas del Estrecho de Gibraltar, que en lo que va  de noviembre ya se ha cobrado la vida de 25 personas. Parece que los temporales que están azotando la zona en estas últimas semanas está dejando un mes de los más trágicos que se recuerdan, con dos naufragios masivos.  

El último dejó sólo un superviviente, un menor guineano que apareció por El Palmar, al parecer, llegado en una lancha de juguete, con un solo remo y con otras nueve personas, que – según su testimonio – sufrieron con crueldad los siete días que permanecieron en la embarcación a la deriva. El joven fue viendo cómo iban cayendo al mar desvanecidos de manera paulatina sin que ninguno de los restantes pudiera hacer algo por salvarles la vida, una historia aterradora.  

Según parece, los ocupantes tuvieron que abonar una cantidad cercana a los 700 euros, recibiendo el compromiso verbal de que llegarían a esta orilla en una neumática con motor, por tanto, en mejores condiciones de las que finalmente tuvieron para cruzar, y con mucha menos gente en su interior.  

El mar ha devuelto ya dos de estos cuerpos, una mujer subsahariana de unos 30 años, localizada en la misma playa de El Palmar, y el otro un varón, también subsahariano, hallado en una playa de Chipiona este pasado miércoles. Ambos se suman al goteo de 23 cadáveres que han ido emergiendo al agua, todos ellos sin chaleco salvavidas, desde el naufragio de una patera de madera en Los Caños de Meca hace dos semanas. 

Todos ellos convierten noviembre en uno de los meses más trágicos de los que se tiene constancia desde que empezaron a llegar pateras hace 30 años. Según los datos de Andalucía Acoge y la Fundación Por Causa, desde esa fecha 6.714 personas han muerto en el Estrecho intentando llegar a España. Unos datos que son aún peores por cuanto la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) apunta a que por cada migrante fallecido documentado hay otros dos de los que no se sabe nada. 

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