Una tradición propagada por el mar y la devoción tras más de 760 años

Cada 16 de julio se celebra la festividad de la Virgen del Carmen, que llena nuestro litoral de embarcaciones que con fervor festejan, de manera oficiosa, el día del mar. Así se propaga una leyenda que se inició en 1251, cuando Santa María del Monte Carmelo, más conocida como Virgen del Carmen o Nuestra Señora del Carmen, se le apareció a San Simón Stock, un superior general de la Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo, para entregarle sus hábitos y el escapulario.

Según esta tradición, la Virgen prometió en ese momento liberar del purgatorio a todo aquel que vistiera el distintivo durante su vida, provocando que la devoción mariana se extendiera a numerosos países europeos. Y España es, precisamente, uno de los lugares donde más arraigada está esta advocación.

Prácticamente todos los pueblos y ciudades de la costa española rinden culto religioso a la Virgen del Carmen cada 16 de julio. Como esta celebración suele estar estrechamente vinculada tanto a la mar y a los marineros como a la actividad pesquera, generalmente se organizan procesiones y vistosas romerías marítimas portando la imagen de la patrona del mar (también patrona de la Armada Española) con el fin de bendecir las aguas, solicitar ayuda a la dura vida de los pescadores y propiciar abundantes capturas.

Por la mayoría de los rincones del país que colindan con el mar, primero se lleva a cabo una procesión en tierra, donde se le rinde tributo a la protagonista de la jornada, a la que, posteriormente, pasean por las aguas cercanas ante una gran expectación.

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